martes, mayo 17

Showtime

Rajoy, Zapatero y Rajoy, y de nuevo Rajoy... y Zapatero... Son actores en busca de foco, nada de políticos. Siglo XXI, sociedad mediática. Estamos ya en la cuesta abajo, pasado el punto en el que los medios de comunicación dejaron de ser un apartado de la realidad para convertirse en una herramienta para construirla (¿alguien ha dicho 'deformarla'?) Lees El País, lees La Razón. Llegas a la conclusión, realmente, de que hay en la misma Tierra dos Españas, dos Zapateros y dos Rajoys. Y que cada periódico habla de una de ellas. Pero da lo mismo, lo que creo que queremos son unos políticos reales. De derechas o de izquierdas, pero de verdad. Que hagan cosas, mira que es fácil... Da la impresión de que a ninguno de ellos le interesa realmente lo que pasa en estos 504.000 kilómetros cuadrados; a unos les importa sólo lo que les dejen hacer con su parte, mientras que a otros les encantaría meter baza en el trozo ajeno. Quizá no debiera extrañarnos. Al fin y al cabo, ser político no es más que un oficio, y los políticos son humanos y como todos los humanos trabajan para lucrarse. El problema es que el resto de los humanos estábamos casi seguros de que ser político implica trabajar para los demás y no para uno mismo. No les culpo en exceso: sé que yo no sería un político honrado. Respecto a las 'dos españas', creo que desde siempre he visto al país como una gran manta remendada, hecha con retales de otras mantas, algunos más nuevos, otros más viejos... Una amalgama imposible si lo que se quiere es vender esa manta en unos grandes almacenes; pero si en lugar de venderla como nueva aceptamos otra posible naturaleza, la manta sí tiene sentido. Abriga. Sólo hay que aprender a combinar los trozos.