Mudanza
Esta web muere aquí, pero la música sigue en xerop.com
¡Nos vemos!
La mayor aportación del siglo XXI a la Historia de Humanidad es, admitámoslo, la popularización del término friki (o freak, friqui y demás variantes). Es una palabra que se ha extendido como la peste y a la que el mal uso ha desgastado: ahora todo el mundo es un friki. Por suerte, Internet pone las cosas en su sitio. La red es, claro, el mayor escaparate de freaks del mundo (pero sólo desde que no dan El semáforo en TVE). Hoy hay una pareja de auténticos frikis, pata negra, que me ha dejado boquiabierto: son Mike Carmichael y su esposa Glenda.
Mike y Glenda decidieron, un buen día de hace 28 años y medio, dar una capa de pintura a una pelota de beisbol. Luego le dieron una segunda capa. Y una tercera... y una cuarta... y ahora ya llevan 19.100 capas. Total, que la pelota parece sacada de Humor amarillo y pesa 771 kilos.
Mike y Glenda... ¿por qué, para qué? De verdad, no hacía falta. Tampoco hacía falta vender camisetas o crear una encuesta en la web ("What's your favorite color?") para saber de qué color pintar la próxima capa... Eso sí, desde aquí un saludo y un aplauso por la constancia. Si os cansáis, podéis venir a echar una mano de pintura a casa...
Vilmente adaptado de Oink...
Breve idea del asunto para los que estén perdidos: un avión se estrella en una isla en medio de la nada (se supone) con cuarenta y pico supervivientes (se supone) que deberán organizarse para intentar no morir ante los muchos peligros que les rodean (se supone) y que además tienen un punto en común: todos esconden algo turbio referente a su pasado (¡eso es lo único seguro!).
Lo de "(se supone)" es uno de los aciertos de la serie. En una linea casi tocante a 'Expediente X', los secretos de la isla se revelan con cuentagotas. Lo justo para enganchar y permitir elaborar teorías, pero poco más. También se va dando información sobre el pasado de los protagonistas mediante flashbacks, otro acierto, ya que higienizan un poco el panorama (tanta isla tropical podría cansar) y además permiten entender cosas del presente. La tercera baza de la serie, a mi modo de ver, es la factura técnica (casi cinematográfica) del asunto. Si digo que está a años luz de lo que se hace aquí me quedo taaaaan corto...
¿Puntos débiles? Los tiene. De momento, y sin aún haber acabado de ver la primera temporada, creo que la cosa va para al menos otras tres. O sea, estaremos más cerca de los 100 que de los 50 capítulos. O mucho me equivoco o la cosa desvariará sin remedio. Qué bonito sería liquidar la serie en 40 episodios con una trama coherente... porque parece ser que ni los guionistas saben qué pasará a tres capítulos vista... o sea que la cosa se les puede ir de las manos. Crucemos los dedos.
Para acabar... reto a los más matemáticos a que le deis vueltas a esta sucesión de números: 4 - 8 - 15 - 16 - 23 - 42; aparece en el capítulo 18 y todo apunta a que es pieza clave en el devenir la serie. Y si tenéis la oportunidad de ver Perdidos, adelante.