martes, abril 26

Jokins

"Libre, oh, libre. Mis ojos seguirán aunque paren mis pies" ¿Quién de vosotros nunca tuvo un día en el que no quiso ir a clase? ¿Quién está libre del 'pecado' de haber deseado mal para aquel compañero de clase que se burlaba de esto o de lo otro? O al revés, ¿quién de los que leéis esto no ha sido acosador, no ha insultado a alguien de niño, aunque sea por omisión? Da igual. Jamás podríamos haber imaginado lo que pasó con Jokin. Nunca alcancé a comprenderlo (ni a comprenderme) cuando iba al colegio. Sólo sé que era una lotería, y que nunca nadie estaba a salvo. Es la fuerza del grupo contra una persona y no tiene lógica, nada más. Bueno, sí; más allá está el papel de los profesores. Ellos no son los culpables, pero creo que muchas veces se tapan los ojos. Y que conste que sé que no es fácil frenar el acoso cuando ya ha tomado fuerza. Mónica cursa 3º de ESO y desde el año pasado es víctima de una chica y un chico de su grupo. Apenas empezar las clases llegó a casa con más de 20 chicles pegados en la cabeza. Lo dice Nora Rodríguez, una de las personas más expertas en esto que se llama 'bullying'. Qué nombre más absurdo, pero se lo merece... Lo peor quizá para el acosado es esa sensación de soledad. Porque miedo tenemos todos: el que sufre los ataques, pero también los que los perpetran y sobre todo los que los callan. Esa mayoría silenciosa, que firma su silencio y su pasividad a cambio de una inmunidad ficticia, porque saben que mañana pueden ser ellos. Modestamente, yo veo que el problema radica en el sistema educativo. Tenemos unas escuelas que progresivamente se están convirtiendo en centros de supervivencia, y no sólo física, sino también académica: lo que cuenta es salir vivo de allí, y tirar hacia adelante. No importa aprender, sino aprobar. Adoptar otro tipo de modelo educativo, más comunicación padres-hijos, y desterrar las respuestas violentas con personas inocentes frente a problemas de diversa índole sin duda serían unas soluciones tan bellas como utópicas al 'bullying'. Porque siempre se dice que la violencia genera violencia, ¿no? ¿Y qué hay más violento que un suicidio?
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miércoles, abril 13

La vida en un cubo

FOTO: EL MUNDO.ES
Busco piso. Buscamos piso. Y ves que lo que se lleva ahora son 25, quizá 30, míseros metros cuadrados. Que el suelo está caro. Que en Helsinki es lo que más se lleva. Que somos europeos... Bueno, no niego que lo seamos (aunque sí, por favor, lo dudo), pero el ser europeos no es 'copiar-pegar'. En Helsinki tendrán esos pisos porque son acordes a sus necesidades: los jóvenes tienen ansias (y gónadas) de independencia media década antes que nosotros; no tienen reparos en huir solos y para ellos 30 metros cuadrados son un campo de fútbol. Yo me quiero ir con mi sugus, con lo cual de los 30 a mí me quedan, fríamente, 15. Quizá con 23 años no sea un problema, que no lo es, pero luego llega más gente al piso y entonces se queda pequeño. Todo esto, hablando de alquilar; de comprar, ni hablar. 'Hipoteca' pesa mucho más que 'ballena-azul'. Así que la solución, sí, quizá sea la vida en un cubo... quizá sea okupar... quizá pase por una idea genial aún por descubrir.
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